Después de una excursión fallida, los autobuses que transportaban a los adolescentes regresan al pueblo debido a la copiosa lluvia. Es de noche y, en apariencia los habitantes de New Ham duermen, pero cuando los chicos regresan a casa, descubren que ninguno de sus familiares está donde debería: los adultos, niños y mascotas del pueblo han desaparecido y los únicos habitantes que quedan en New Ham son los adolescentes que volvieron en los autobuses.
Además, el nauseabundo olor que azotaba al pueblo apenas unas horas antes, ha desaparecido.
Suena bien, ¿no? una premisa que de entrada provoca que el espectador se plantee una serie de hipótesis: ¿estarán en un universo paralelo? ¿habrán sido abandonados por sus padres? ¿serán parte de un experimento sociológico?
No hay internet, no hay televisión y los teléfonos no funcionan salvo para comunicarse entre ellos.
Y así, lo que apuntaba para convertirse en una serie intrigante con muchas posibilidades a ser explotadas a lo largo de varias temporadas, se desmorona ante nosotros mientras vemos a cada uno de los estereotipos adolescentes de película o serie estadounidense desfilar ante nosotros, con la diferencia de que ahora tendrían que hacerse cargo de ellos mismos, pero eso tampoco ocurre.
Cassandra (Rachel Keller), hermana de Allie (Kathryn Newton), es la típica chica popular, rica, rubia, guapa e inteligente que fue electa presidente del comité de estudiantes en la preparatoria, por lo que en esta nueva situación asume su papel de lideresa para guiar a sus compañeros. Allie siempre ha vivido bajo su sombra pero eso está por cambiar.
Harry (Alex Fitzalan) juega el rol de niño rico mimado y maleducado que siempre ha obtenido lo que ha querido y que ve con desprecio al resto de los mortales. Es pareja de Kelly (Kristine Froseth), otra niña rica en quien sí despierta la conciencia tras los acontecimientos actuales.
Campbell (Toby Wallace) es un bully que, en palabras de su hermano Sam, es un psicópata y disfruta lastimando a los otros mientras genera caos a su paso.
Gordie (José Julián) es el nerd que se acerca a los libros para buscar respuestas. Y Luke (Alex McNicoll), el mariscal de campo del equipo de futbol americano, se vuelve el jefe de la nueva “guardia” en la que los policías son el resto del equipo.
Los chicos tratan de buscar respuestas fuera del pueblo, pero no hay nada más allá, solo bosque. La carretera y la vía del tren solo llegan a la frontera del pueblo. Entonces Grizz (Jack Mulhern) reúne un grupo de chicos para explorar más allá, pero una chica es mordida por una serpiente y tienen que regresar.
Por más atractivo que suene todo esto y por más que nos entretengamos con el melodrama de los romances y envidias adolescentes, lo que choca en la serie es la falta de verosimilitud en ciertos detalles como: ¿por qué tras meses y meses de vivir ahí siguen teniendo agua corriente, luz eléctrica y gas? ¿por qué siguen tomando café en vasos de papel? ¿por qué los creadores no llevan a sus personajes realmente al límite de la situación y los dejan seguir viviendo su fantasía adolescente?
La trama en The Society se alarga sin sentido durante diez capítulos demasiado largos en los que la acción queda de lado para dejar casi todo lo que ocurre a la voz de los personajes, donde es demasiado evidente que los cabos sueltos lo único que buscan es lograr una segunda temporada.
Quizá lo único disfrutable son ciertas referencias culturales que se pierden en el resto de sinsentidos.
En resumen, no pierdas tu tiempo.
1 comment
Osea se ven limpios, ropa impecable, agua, luz, etc. no me transmiten esa parte del aislamiento. A lo mejor esta mal la referencia, pero en “Ensayo sobre la ceguera”, a los días eso ya era un desmadre, no había servicios y ya nada funcionaba y aquí todo sigue al 100. Me dio flojera la verdad.