por Miguel Mora Vargas
[av_dropcap1]B[/av_dropcap1]asada en la novela homónima de James Baldwin, Si la colonia hablara (If Beale Street Could Talk, EUA, 2018) es un drama que gira en torno a una historia de amor profundamente afectada por una acusación falsa, motivada por el racismo. Por otro lado, la cinta pone de manifiesto el endeble sistema de justicia estadounidense.Ambientada en Harlem en la década de los 70 la historia, escrita y dirigida por Barry Jenkins, cuenta la vida de Alonzo Fonny (Stephan James) y Tish (Kiki Layne), una pareja de jóvenes enamorados que se ven sorprendidos por un complot urdido por un policía racista y su cómplice en la oficina del fiscal.
En medio de la rutina cotidiana, la vida de Fonny se paraliza cuando es sorprendido y detenido por una violación que no cometió. El momento está cargado de dramatismo porque aparte de ser víctima de una arbitrariedad, su novia descubre que está embarazada.
Contada en dos líneas de tiempo, la película reconstruye los hechos hasta crear una sola pieza. En realidad la anécdota es muy sencilla, por un lado, vemos los momentos de paz y armonía en el inicio de la relación de la pareja y por otro lado la desesperada lucha de Tish (la novia) y su familia por comprobar la inocencia de Fonny, hasta llegar a momentos angustiantes que evidencian la falta de interés del orden judicial por descubrir la verdad.
Dentro del desarrollo del proceso, las dos familias de los novios unen fuerzas para reunir dinero y así poder pagar un abogado, además de tratar de encontrar a la víctima que, bajo presión, testificó falsamente para culpar a Fonny.
Conforme avanza la historia nos damos cuenta que todo es un montaje para crear un culpable y así darle carpetazo a un asunto que no tiene sustento ni pruebas contundentes, dejando al “presunto culpable” pudrirse en la cárcel.
Uno de los momentos que destacan en la trama es la búsqueda de la madre de Tish, Sharon Rivers (Regina King), que se desplaza hasta Puerto Rico para entrevistarse con la mujer que acusa a su yerno y trata de convencerla que cambie su testimonio. Pero todo resulta inútil, la víctima de violación tiene un brote psicótico y desaparece. El destino de Alonzo Fonny esta trazado, es evidente que permanecerá en prisión y verá crecer a su hijo encerrado, hasta que cumpla su larga sentencia.
En definitiva, el verdadero título de la película explica más el sentido de la historia —porque está relacionado con la situación angustiante y represiva de una calle de Harlem—, que el título impuesto por los distribuidores y exhibidores mexicanos que suelen destruir el significado y el contenido del cine que importan al país. Pero aún así, la historia habla por sí misma y es muy gratificante para el público cinefilo ver cine bien ejecutado y comprometido.
Cabe destacar la labor del director con los actores, así como la del fotógrafo James Laxton que ilumina de forma contrastante y saturada el vestuario y la escenografía para que los personajes formen parte del ambiente de la película, logrando gamas que le dan unidad y coherencia a la trama.
Si la colonia hablara (o mejor dicho si la calle Beale hablara), es protagonizada por muy buenos actores, dentro de los que destacan Kiki Layne, Stephan James, Regina King y Diego Luna.
Dentro de las distinciones que ha conseguido la película están varias nominaciones a los Premios Oscar dentro de los que destacan la nominación a mejor actriz de reparto (Regina King), mejor guion y adaptación y banda sonora. También fue nominada a los Globos de Oro en la categoría de mejor actriz de reparto (Regina King). Además de las nominaciones a los premios BAFTA por mejor guión adaptado y mejor banda sonora.
En el Festival de Toronto fue la primera finalista a mejor película. Además alcanzó las nominaciones del Círculo de Críticos de Nueva York por Mejor actriz de reparto (Regina King).
Si la colonia hablara se enfrentará a Roma de Alfonso Cuarón en la próxima entrega de la academia estadounidense, pero independientemente de las nominaciones y premios, es una cinta muy recomendable.