La empresaria, heredera del legado Hilton y ex estrella de reality shows, Paris Hilton, se suma a la lista de los documentales producidos por YouTube en los que el ángulo es siempre el mismo: Poner a la celebridad en cuestión como una víctima de sus circunstancias y de ese modo exonerarla de cualquier falla o error que pudo haber cometido en su acenso a la fama.
Si fuiste adolescente durante el 2000 no había manera de que no supieras quién era Paris Hilton. Paris se volvió famosa debido a un video sexual que se filtró a los medios de comunicación lo cual la llevó a protagonizar, junto a Nicole Richie, el reality show The Simple Life, sobre dos amigas millonarias que se mudan con una familia rural de Arkansas. Para 2003 la cultura del paparazzi estaba en boga y una foto de la celebridad podía costar miles de dólares. Todo mundo quería un pedazo de Paris Hilton.
El ángulo del documental es presentar a Paris como un ser humano común y corriente. Una persona que creó un personaje de si misma para funcionar en la sociedad y ganar un nivel estratosférico de fama al interpretar al cliché de la chica güera vacía que no sabe cómo funciona el mundo. Testimonios de gente “cercana” a ella (su hermana y una amiga que no veía hace 20 años), afirman que es una de las personas más inteligentes que conocen.
Cuando la película empieza, se lanza la promesa de que Paris está por contar algo que nunca le ha contado a nadie. Y ese es el anzuelo para que el espectador acompañe a la celebridad durante casi dos horas en donde nos cuentan que Paris creó un personaje para los medios y que su verdadera personalidad es más bien la de una chica que en realidad no le importa mucho la ropa, el dinero ni el estatus de celebridad.
En lugar de ver a esta persona que quieren retratar, vemos a una mujer con defectos y traumas, reflexionando sobre una vida llena de falsedades y extravagancias que probablemente no tienen mucho que ver con su personalidad. Pero aquí es donde el documental falla pues no consigue hacer una reflexión profunda sobre la cultura de las celebridades.
Paris Hilton saltó a la fama antes de los teléfonos celulares, de Instagram, de Las Kardashian, y muchas cosas de las que el día de hoy (en nuestro mundo de redes sociales) damos por sentado; Paris fue la precursora de este mundo en donde prácticamente cualquiera que tenga un smartphone y esté en una red social puede saltar a la fama.
En algún momento del documental, Paris dice que ayudó a crear a un monstruo. Pero ¿de verdad lo cree? ¿La misma persona que afirma que nunca la han fotografiado dos veces con el mismo outfit? Porque en vez de que el documental gire en torno a una reflexión más profunda sobre lo que ella misma “ayudó a crear”, sólo se comenta como algo anecdótico.
El documental de Paris Hilton es, en realidad una biografía escrita desde su perspectiva que busca conmover y simpatizar para “limpiar” su imagen. Sí, es verdad que todos sufrimos y también es verdad que el dinero y el éxito no son sinónimos de felicidad, pero una historia personal sin toma de consciencia no es interesante y aquí, la historia que cuentan parece tan banal como la imagen misma del personaje que quieren reescribir.