por Miguel Mora
Cuarenta y cinco años después, regresa a la pantalla Papillon: la gran fuga (EUA, 2017), una nueva versión de la biografía de Henri Charrière, quien fue prisionero en la Isla del Diablo y escapó en 1941 con la ayuda de otro convicto.
Esta reciente interpretación, dirigida por Michael Noer, es una adaptación de la novela homónima basada en las autobiografías de Charrière, apodado “Papillon”, así como de la adaptación de 1973 escrita por Dalton Trumbo y Lorenzo Semple Jr., protagonizada por Steve Mcqueen y Dustin Hoffman y dirigida por Franklin J. Schaffner. El guion de la versión actual fue escrito por Aaron Guzikowski.
La historia comienza en París a principios de la década de 1930. Henri Charrier (Charlie Hunnam), alias “Papillon”, lleva una vida clandestina y es un ladrón glamuroso que roba joyas para venderlas en el mercado negro. Pronto es sorprendido por la policía y acusado de un crimen que no cometió. Aunque tiene una coartada respaldada por su novia Nenette (Eve Hewson), las autoridades lo condenan y es enviado a una prisión lejana en la colonia de la Guayana Francesa, ubicada en la costa atlántica en el norte de América del Sur.
Mientras lo trasladan al infierno al que fue condenado, Papillon se encuentra con Louis Dega (Rami Malek), un falsificador famoso al cual todos los presos acechan en espera de poderlo atracar y sustraerle el dinero que porta para subsistir al llegar al penal.
Juntos forman una alianza que jamás se habrá de romper, Papillon necesita del dinero de Dega para abrirse paso dentro del penal y así planear la fuga; Dega necesita la protección de Papillon para sobrevivir en ese submundo plagado de asesinos y monstruos. Los dos hacen una combinación perfecta de fuerza y cerebro.
Dentro del penal las condiciones son brutales y pronto habrán de saber cuáles son las consecuencias para el que intente escapar o cometa un asesinato. Reunidos en el patio de la prisión ante la presencia del sádico guardián Barrot (Yorick Van Wageningen), la población entera observa con horror la ejecución de un prisionero en la guillotina.
Las cosas empeoran cuando Charrière intercede para detener una golpiza que un guardia le propina a Dega. Papillon es condenado a un aislamiento de dos años en condiciones brutales, sin embargo, la fortaleza interna del personaje jamás es fracturada. Al salir del confinamiento, se reúne con su amigo Dega y otros dos prisioneros para realizar un escape que mantiene la atención del espectador durante un tercio de la película. Sin embargo, el infortunio se presenta y después de varias peripecias, Papillon es capturado nuevamente junto con su amigo. La historia se prolonga por más de cinco años de aislamiento, hasta que los protagonistas se reencuentran en la famosa Isla del Diablo. El desenlace es por todos conocido: la fuga espectacular es, sin lugar a dudas, el punto de venta de toda la historia.
Aún después de más de cuatro décadas, es inevitable comparar las dos versiones de Papillon, aunque las dos películas concuerdan en ser una alegoría colosal al espíritu de sobrevivencia humana, en esta última predomina más la fortaleza física de Charlie Hunnam, que el espíritu indomable de libertad que transmitió en su momento Steve McQueen. Pos su parte, el personaje de Luis Dega se muestra disminuido en la interpretación Rami Malek en comparación con la construcción del personaje que hiciera Dustin Hoffman, en la cual nos muestra la inteligencia de un ser diminuto que se sobrepone ante las circunstancias como un estratega.
No obstante, esta nueva versión cuenta con una muy buena ambientación, obra del diseñador de producción Tom Meyer y la eficiente fotografía de Hagen Bogdanski, que no deja pasar las tonalidades alegres para imbuirnos en un ambiente lúgubre donde reina la mugre, la peste y la desesperanza.
La dirección del cineasta danés, Michael Noer, aporta intensidad, mostrando más violencia gráfica, cuestión que puede interpretarse como un elemento a favor para acercarse a la crudeza carcelaria de la famosa prisión, pero aún así persiste cierta frialdad en el tratamiento que obliga a alejarse de las escasas conexiones humanas que existen en este relato que, a final de cuentas, busca conmover como fue el caso de la versión del cineasta Franklin J. Schaffner.
Para los curiosos, los datos históricos señalan que más de 80,000 hombres que fueron encarcelados en el lugar nunca fueron vistos de nuevo.
Papillon: la gran fuga se mostró al público por primera vez en septiembre de 2017 en la sección de Presentaciones Especiales del Festival Internacional de cine de Toronto, y fue estrenada en Estados Unidos en agosto de 2018.