Hace cuatro años, uno de los más grandes animadores de la historia, Hayao Miyazaki, anunció su retiro de las pantallas con el estreno de El viento se eleva (Kaze Tachinu, Japón, 2013).
Pero el documentalista japonés, Kaku Arakawa, no creyó que el animador pudiera dejar el cine. En entrevista para Vice, Arakawa comentó: “Personalmente, yo no quería que se retirara, así que visité su estudio para entrevistarlo. (…) En ese tiempo, Miyazaki frecuentemente decía: ‘Estoy acabado, sólo déjame en paz’.”
Tras una serie de visitas al estudio Ghibli, Arakawa logró terminar Never-Ending Man: Hayao Miyazaki (2016), documental que al inicio muestra un Miyazaki retirado que comienza a trabajar con un grupo de jóvenes animadores en el cortometraje Boro the Caterpillar, explorando la técnica CGI (Imágenes generadas por computadora), a pesar de haberse resistido a trabajar con esa técnica a lo largo de toda su carrera. Arakawa aseguró a Little White Lies que pudo ver cómo el fuego se despertaba en la mirada del anciano cuando empezó a trabajar con esos chicos. El documental concluye con un Miyazaki imparable que decide comenzar la producción de su primer largometraje en CGI.
Never-Ending Man fue filmado con una sola cámara y sin más personal de producción que el propio Arakawa, quien aseguró a Little White Lies que seguir a Miyazaki le permitió darse cuenta que “si tus pasiones están exaltadas, puedes hacer lo que sea.”
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