por Miguel Mora
[av_dropcap1]U[/av_dropcap1]na fantasía que ronda en el imaginario colectivo de los mexicanos es ¿qué pasaría si liberaran a Mario Aburto Martínez?, ¿a dónde iría?, ¿con quién hablaría? y ¿qué consecuencias tendría?. Esta entelequia generalizada se hace posible en la ópera prima del director Alejandro Ramírez Corona, Mente Revólver (México, 2017).
Escrita y dirigida por Ramírez, cuenta la historia de tres personajes que se entrelazan en un momento crucial de sus vidas. El primero es Mario Aburto (Baltimore Beltrán) que sale de la cárcel después de 20 años de haber sido señalado como el responsable del asesinato de Luis Donaldo Colosio. Este personaje sombrío y controvertido, encarna muchas dudas de los que habitan su mismo territorio, es por eso que antes de que ponga un pie fuera de prisión, una voz omnipresente que representa lo más oscuro del poder político, le advierte mientras es torturado: “Tú ya no vas a existir, porque si me entero de que vives, mueres”.
Esta advertencia sirve al director de la película para plantear al intérprete del magnicida como un ser borroso y apagado, sin habla, cuidadoso de sus pasos, porque sabe muy bien que su vida está en peligro. No obstante la amenaza, la trama lo lleva a enfrentarse con su pasado, porque decide radicar en Tijuana, lugar donde todo empezó.
Al mismo tiempo, una historia paralela se desarrolla del otro lado de la frontera. Jenny (Bella Merlin) una homeless estadounidense, transita por las calles de Hollywood Boulevard en Los Angeles, California. Se trata de un personaje vulnerable sin rumbo fijo que encuentra un revólver en la basura e intenta venderlo, pero, ante las negativas de los posibles compradores, decide cruzar la frontera hacia México y termina en la misma ciudad que Aburto.
La tercera historia es la de Chicali (Hoze Meléndez), un joven músico que es despedido de manera abrupta de una maquiladora. Esto lo enfrenta a la imposibilidad de mantener a su madre enferma, por lo que se deshace de su guitarra eléctrica y se enlista en la policía local.
Poco tiempo después, un suceso fortuito lo distingue como guardia de un supermercado que, tras realizar una acción osada, se convierte en héroe local. A partir de ese momento, la historia gira alrededor de Chicali quien, sin proponérselo, salva la vida de Jenny.
Pero la trama no da concesiones al romance, al contrario, se endurece: Chicali es cooptado por el crimen organizado y el joven “paladín de la justicia” se convierte en sicario a sabiendas que sus días están contados. Recibe instrucciones por medio de un celular donde le indican a quién tiene que ejecutar, y es así como le llega la imagen de Aburto para que proceda a eliminarlo.
La cinta mantiene el tono dramático hasta el final, mostrándonos una violencia en aumento, además de encerrar a los personajes en un ámbito que les impide escapar de su destino.
Por un lado, Jenny no tiene otra opción de subsistencia que incorporarse a la delincuencia local transportando droga a su país. Por su parte, Aburto termina reproduciendo el atentado de 1994. Esta escena que reproduce lo acontecido en Lomas Taurinas, es confusa, tal vez tan confusa como los hechos reales. El espectador podría interpretar que hay dos Aburtos fundidos en uno mismo.
Mente revólver no fue concebida como una película para retratar simplemente la violencia, sino como una reflexión sobre la tragedia en la cual está inmerso el país, que propone una introspección seria y una respuesta a los ciudadanos por los innumerables crímenes que han afectado a muchas regiones de México.
Dentro de las cosas que hay que destacar de esta ópera prima, está el trabajo de fotografía de Hugo Dávila, que logra, con la utilización de lentes largos, crear un ambiente claustrofóbico muy adecuado para la historia porque pone la atención del público expectante en los problemas internos de los protagonistas.
Mente revolver tardó siete años y medio para llegar a la pantalla, fue filmada en San Diego, Los Ángeles y Tijuana y es una cinta que concentra la complejidad de muchos aspectos no resueltos de la vida de México.
Galardonada con la Alhambra de Oro en Cines del Sur en la XI edición del Festival Internacional Cines del Sur de Granada, participó en la edición 33 del Festival Internacional de Cine de Guadalajara.