por Daniel Villamil
[av_dropcap1]P[/av_dropcap1]ara empezar, es importante aclarar que no es una película de ciencia ficción ni de terror, donde el monstruo persigue a los protagonistas durante toda la trama. Esto no quiere decir que no sea terrorífico el mensaje de la cinta, simplemente, el director usa otros medios para provocar este sentimiento. Podría decirse que estamos ante una versión contemporánea de El lugar sin límites de Arturo Ripstein con un toque de los relatos de H.P Lovecraft, “El color que cayó del cielo” y “Los amados muertos”.Un meteorito cae en el bosque de Guanajuato y con él una extraña criatura, mezcla de pulpo y calamar, que bien podría ser parte de la progenie de Cthullhu. El monstruo es encontrado por una pareja de científicos y medio chamanes, quienes la llevan a su cabaña para estudiarla (fans de Lovecraft, esto es todo lo que se puede relacionar con “El color que cayó del cielo”).
Posteriomente, conocemos a Verónica (Simone Bucio) una joven cuyo único interés es estar con la criatura, pues le da el máximo placer sexual de su vida. No sabemos cuanto tiempo lleva esta relación, pero el monstruo ya muestra signos de aburrimiento y comienza a ser hostil con ella, al punto de herirla en el dorso.
Al acudir al hospital conoce a un atento enfermero llamado Ángel (Jesús Meza) con quien rápidamente establece amistad. Él le presenta a su hermana Alejandra (Ruth Ramos) quien se encuentra atrapada en un matrimonio monótono con Fabián (Edén Villavicencio).
Durante la película descubrimos que todos los personajes están atrapados en una vida llena de frustración en la que no conocen el placer de manera plena, Alejandra debe masturbarse a escondidas ya que su vida sexual con Fabián no es satisfactoria para ninguno de los dos, es mas, él la engaña con su hermano Ángel. Aquí es donde podemos ver los paralelismos con la cinta de Ripstein, en donde el personaje de Gonzalo Vega, el estereotipo del macho mexicano, tiene sentimientos por La Manuela.
Sin embargo Escalante, siendo fiel al estilo crudo que nos mostró en su anterior película Heli, es mas explícito en todo sentido a la hora de demostrar los sentimientos de Fabián por su cuñado, no se conforma con un beso sino que nos muestra sin pudor cómo estos amantes tienen sexo de una manera abierta.
Fabián oculta su verdadero ser gracias a un padre opresor y una madre castrante que odia a Alejandra por el simple hecho de “robarle a su hijo”, y por no saber cuidar a sus nietos. Y aquí es donde está el verdadero horror de la película, personajes atrapados en una sociedad en la que el placer esta técnicamente prohibido y, por eso, al encontrar una fuente del mismo, harán lo que sea con tal de disfrutarlo.
Afortunadamente, Escalante no es moralista y también muestra la otra cara del placer, esa que te puede inspirar a luchar por lo que quieres y mejorar tu vida, como es el caso de Alejandra quien comienza a hacer el cambio en su vida que había anhelado desde hace tiempo: empezar de nuevo.
Por último vale la pena mencionar la calidad de los efectos visuales de la película, cuando vemos en su totalidad a la criatura, nos damos cuenta que no estamos ante uno de los monstruos con los que peleaban Chabelo y Pepito, sino con una creación que da todo el realismo necesario. Por cierto, la escencia de la criatura nos recuerda al “Rock del ET”, sí, la canción del finado Rodrigo González.
En una era en la que el cine mexicano está repleto de remakes, chick flicks y películas del narco, es refrescante encontrar una producción que exige la atención del espectador y que no teme ser cruda y directa con tal de transmitir la visión de su director.
Calificación 4 de 5