por Jerónimo Arellano Zandi
[av_dropcap1]H[/av_dropcap1]ave a Nice Day (China, 2017) es una animación brillante que pone bajo la mira la avaricia humana y el mito de la bonanza económica del país asiático.
Zhang, un criminal de poca monta, decide robar una bolsa con un millón de yenes al jefe de un sindicato criminal. El sindicato envía a Skinny a recuperar el dinero. Pero el sindicato no es el único tras el dinero. Yellow Eye, otro sicario e inventor, le roba la bolsa a Zhang y comienza una persecución entre sicarios y otras personas.
La película es una crítica al materialismo del ser humano y al sueño chino, ese sueño que presume un crecimiento económico envidiable cuando la realidad es que la mayoría de los chinos continúan viviendo en precariedad.
La técnica minimalista usada para la animación es uno de los elementos que contribuye a crear un ambiente siniestro y de crítica en la cinta. Así, sólo los movimientos vitales son animados, por ejemplo, los labios moviéndose cuando alguien habla. Por otro lado, la animación se da vía objetos no orgánicos como el humo de un cigarro, un tren en la noche o una luz de neón tintineando en las tinieblas.
De la mano de la animación para crear la distopía, está la paleta de colores y los fondos. Los personajes presentan colores brillantes, mientras que los escenarios se muestran en colores pálidos y texturas sucias para crear una sensación de decadencia.
Para contar esta historia se usa el legendario McGuffin. Un McGuffin es un objeto que, en sí, no tiene gran importancia, pero que gracias a él, la trama avanza. En el caso de Have a Nice Day, el McGuffin es la bolsa con el dinero. Todos los personajes quieren obtenerla y cada uno tiene sus propias razones, pero el conflicto de la historia consiste en que sólo puede haber un ganador.
Cada uno de los personajes desea el dinero para cumplir un sueño: Zhang desea pagar una cirugía facial a su novia que quedó desfigurada en una operación que salió mal. Ann Ann y Liu sueñan con convertirse en ídolos musicales y Yellow Eye quiere ser inventor de tiempo completo.
Liu Jian, director y guionista, se saca un diez al lograr darle a los personajes una visión crítica y profunda del mundo, llevándolos a filosofar sobre temas como la libertad, el budismo, el brexit y el fauvismo, todo sin sentirse fuera de contexto o forzado. Los de Have a Nice Day son personajes no estereotipados a los que es un deleite escuchar.
La profunda crítica que hace la película se complementa con algunas referencias visuales que atacan a la ideología comunista, como el cartel de un policía en un campo abandonado que tiene todas las idiosincrasias de la propaganda comunista o una secuencia donde dos personajes sueñan con lo que harían con el dinero mientras suena una canción del utópico Shangri-La.
En éste, su segundo largometraje, Liu Jian se tardó tres años en realizarlo ya que hizo casi toda la animación él mismo.
Actualmente está en la Cineteca y vale mucho la pena.