por Miguel Mora Vargas
[av_dropcap1]A[/av_dropcap1] manera de fábula, el director Jonas Matzow Gulbrandsen emprende con En el valle de las sombras (Skyggenes Dal, Noruega, 2017) un viaje de terror dentro de las sombras de los árboles de un bosque impactante en algún lugar de Noruega.
En el valle de las sombras es una historia narrada desde el punto de vista de un niño de 6 años que logra capturar al espectador trasladándolo a sitios fantásticos creados por la naturaleza y nos muestra un mundo enigmático infantil, rodeado de fantasmas dentro de un escenario natural desmesurado, en donde se desvanece lo real y lo subjetivo.
Situada en algún lugar recóndito de Noruega, cuenta la vida del pequeño Aslak (Adam Ekeli), que habita en una casona con su madre Astrid (Katherine Fagerland), a las orillas de un misterioso y gigantesco bosque en Noruega.
Una serie de hechos perturbadores alteran la tranquilidad de la región: Aslak y su amigo Lasse (Lennard Salamon), algunos años mayor que él, son testigos de la aparición de tres ovejas despedazadas después de una noche de luna llena. Dentro de su mente infantil, Aslak y Lasse no encuentran otra explicación de lo ocurrido que la de atribuirle el hecho a la presencia de un hombre lobo.
La situación se complica y va subiendo de tono cuando nos enteramos de la pérdida del hermano mayor de Aslak cosa que provoca que su madre se encierre en su habitación, ignorando a Aslak y hundiéndose en la depresión.
La soledad y los temores se agrandan cuando el perro de Aslak desaparece, adentrándose en el bosque prohibido. Aslak está convencido de que en la espesura de los árboles cercanos a su casa, habita un monstruo que es el causante de todas las desgracias familiares, y es por eso que decide realizar un viaje al interior del lugar para tratar de entender lo que está ocurriendo y, de paso, encontrar a su perro.
En el transcurso de este viaje épico impregnado de misticismo, el niño se pierde en medio de la naturaleza hasta encontrarse con una presencia que lo lleva a un lugar seguro. Por su parte, su madre, desesperada, inicia su búsqueda junto con la policía.
La película está basada en el viaje de este pequeño de seis años que busca una explicación a las fantasías que rodean su mundo. Aslak no tiene otra opción que emprender el viaje para entender lo que pasa, debido a la indiferencia de su madre que es la única persona adulta que lo puede ayudar.
En el valle de las sombras es un trabajo que se sostiene en gran parte por la labor del cinefotógrafo Marius Matzow Gulbrandsen, hermano del director. Tanto el ritmo visual como la banda sonora, diseñada por Zbigniew Preisner, logran imprimirle a la cinta una atmósfera sobrecogedora y fascinante para conseguir una conexión con el horror que experimenta el pequeño Aslak al enfrentarse a lo desconocido.
Esta cinta marca el debut de Jonas Matzow Gulbrandsen y gravita sobre una propuesta sensorial que utiliza el realizador como vehículo para que el espectador se introduzca en un mundo metafísico, producto de la imaginación de un personaje que emprende un viaje en busca de la verdad.
Si bien es cierto que a veces es difícil conectar con la trama, el tratamiento de la imagen nunca pierde coherencia, aportando grandes momentos, con la descomunal descripción de los escenarios donde se desarrolla la acción, la película logra una atmósfera abrumadora donde la naturaleza se presenta descomunal. En resumen, la cinta se convierte en un experimento interesante entre el miedo a lo desconocido que combina el drama y el suspenso de una forma efectiva.
La película se proyecto en la sección Discovery en el 42º Festival Internacional de Cine de Toronto 2018.