por Miguel Mora
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[av_dropcap1]U[/av_dropcap1]n drama armado como thriller especulativo, envuelto en los principios morales de un “supuesto culpable”, es la historia que nos presenta con El tercer asesinato (Japón, 2017) el director Hirokazu Koreeda, conocedor de la vida familiar y las costumbres japonesas.
Desde el principio de la historia, el director nos muestra un homicidio explícito de un hombre que es golpeado brutalmente en la cabeza e incinerado en un baldío. Teóricamente el suceso queda aclarado después de que el “supuesto asesino” Musumi (Yakusho Koji), se entrega a las autoridades y se declara culpable quedando atrapado dentro del sistema legal. Aparentemente, no hay mucho qué hacer, porque aparte de su confesión, el reo tiene antecedentes penales que lo señalan como un criminal peligroso. Pero los hechos no son tan simples, pronto se complican cuando su abogado defensor, Shigemori (Fukuyama Masaharu), entra en acción y comienza a investigar.
Shigemori sale del confinamiento de los juzgados y del cubículo donde encara a su cliente para hacer una profunda indagación, la evidencia parece difícil de alcanzar, los hechos relacionados con el caso se vuelven complejos, las pruebas escurridizas , lo que inicialmente parecía un ejercicio rutinario, se convierte en un examen especulativo de ética que lleva a un enigma moral complejo.
Lo que Koreeda descubre dentro de este drama legal lleno de suspenso, es que en la mayoría de los casos la confirmación de la culpa no se termina de conocer en los tribunales.
Con una ejecución perfecta, los personajes principales, el abogado y el protagonista logran guiar al espectador hacia un cruce de caminos en donde la ética que profesan los encargados de la justicia queda en duda, especialmente cuando Musumi el “presunto homicida” cambia su testimonio y se declara inocente.
A partir de ese momento la historia se convierte en una dura crítica social en la que los ciudadanos no tienen otra opción que aceptar un sistema judicial deficiente que tiene como premisa castigar al “supuesto culpable” sin llegar a la verdad.
La relación entre el acusado y su defensor llega a ser tan ambigua que a ratos llega a acercarse a la famosa novela de Max Frisch , “No soy Stiller” (Suiza, 1954) en donde el personaje principal acaba aceptando ser quien en realidad se ha negado a aceptar durante un largo juicio que busca probar su identidad. Es un tema inquietante porque nos remite al enfrentamiento de los seres humanos con las instituciones, que de una manera fría dictan sentencia para cumplir con el protocolo.
El tercer asesinato (Sandome no satsujin, Japón, 2017) plantea una luz fría en donde el contraste entre la luz y las sombras acentúan la tensión dramática, la directora de fotografía de la película, Mikya Takimoto, no solo logra estas tonalidades, sino que le da un toque mágico con el reflejo de los abogados y el cliente en el cristal que los divide dentro de la prisión.
La cinta de Hirozaku Koreeda arrasó con 6 premios de la Academia Japonesa de Cine. También fue exhibida en el Festival de Venecia en la sección oficial con muy buena recepción.
No te la pierdas y decide quién es el culpable.