por Fernanda Ferrer
[av_dropcap1]L[/av_dropcap1]os premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, también conocidos como Los óscares, son, sin duda, el epítome de la celebración del cine en Hollywood y su entrega culmina la temporada de premiaciones al Séptimo Arte.
Aunque con el pasar de los años la carrera al Óscar se ha vuelto un tanto predecible en cuanto a la aparente “fórmula mágica” para llegar al podium, la premiación, categorías y demás piezas del evento han sufrido varias alteraciones a lo largo de su existencia. Ya sea por avances tecnológicos, movimientos sociales, demandas de la audiencia o sencillamente por la rápida y constante evolución de un arte relativamente nuevo, la Academia ha ido ajustando, desde su creación, varios aspectos de su fórmula, y este año no ha sido la excepción.
Así que con la inminente ceremonia 91 de los premios de la Academia en la puerta y sus muchas noticias alrededor, hemos hecho una breve revisión sobre cómo unos de los premios más esperados por los creadores de la industria cinematográfica ha cambiado su fórmula a través de los años.
Los inicios
La Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas nació a finales de los años 1920, cuando el co-fundador del Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), Louis B. Mayer, decidió crear —junto con otras cabezas de estudios— una organización sin fines de lucro para dar “prestigio” a la creciente industria cinematográfica, a pesar de la dura situación económica por la que atravesaba el país.
La primera premiación de la Academia se llevó a cabo en en 1929. Al inicio era una ceremonia privada con pocos asistentes, donde los ganadores se daban a conocer con anterioridad al evento. En esta primera ceremonia se entregaron dos premios considerados los máximos de la noche: Película destacada y Mejor Película Única y Artística. El primero lo ganó la cinta Wings (J.S. Zamecnik, EUA, 1927) y el segundo Sunrise: a Song of Two Humans (F.W. Murnau, EUA, 1927).
Para el año siguiente, la Academia decidió que el premio obtenido por Wings era el honor máximo a otorgarse y removió la categoría de Mejor Película Única y Artística. La categoría cambió de nombre varias veces hasta 1962, cuando se estableció como la categoría de Mejor Película, mismo que se mantiene a la fecha como el reconocimiento máximo de la ceremonia.
La ceremonia como la conocemos hoy
Las primeras seis entregas abarcaron cintas estrenadas durante un periodo de dos años, pero debido a la creciente producción cinematográfica, a partir de 1935 los premios se comenzaron a otorgar de forma anual.
Los óscares, originalmente, era un evento exclusivo para sus asistentes y no era tan glamouroso ni tan ostentoso como lo es hoy. El público en general estaba limitado a conocer los ganadores por medio de la prensa escrita y no fue sino hasta que, en 1940, Los Angeles Times rompió la cláusula de confidencialidad y publicó los resultados anticipadamente, mismos que las radiodifusoras comunicaron al público. Debido a esto, la Academia decidió hacer su siguiente entrega con los resultados en sobres cerrados Luego, en 1953, la premiación debutó en televisión con Bob Hope como anfitrión.
Si bien al inicio las categorías contemplaban abarcar lo que en ese entonces se consideraba más relevante en el quehacer cinematográfico, muchas de ellas han cambiado, se han eliminado o se han ido agregando conforme a la evolución en los roles que determinan la estructura de una cinta.
Por ejemplo, hasta mediados de los años 1950 existían categorías como Mejor Coreografía o Mejor asistente de dirección que después fueron removidos. Incluso en su momento, el premio a Mejor Fotografía estaba dividido en cintas filmadas en blanco y negro y a color. División que, con la preponderancia del Technicolor en el cine hollywoodense, pasó a transformarse en una sola.
Una categoría que comenzó a expandir el alcance y popularidad de los premios a un estrato internacional fue la de Mejor película extranjera o de habla no inglesa. Añadida en la vigésima novena entrega en 1957, La Strada (Italia, 1956) del legendario Federico Fellini, le dio a Italia —país con más premios de esta categoría a la fecha— el honor de ser el primer país ajeno a los Estados Unidos en ostentar una estatuilla dorada.
Otras categorías se han ido transformando a la par de la industria, en especial aquellas que involucran aspectos técnicos como maquillaje y peinado, dirección de arte y efectos visuales. La última categoría en ser añadida fue Mejor película animada en 2001, premio que se llevó la cinta de animación por computadora Shrek (Andrew Adamson y Vicky Jenson, EUA, 2001)
A finales de agosto del año pasado, la Academia hizo el anuncio de que para la siguiente entrega se incluiría una nueva categoría: Mejor película comercial. Sin mucho conocimiento de cuáles serían los criterios para dicho premio, las críticas no se hicieron esperar porque después de años de que la Academia relegara a películas taquilleras como The Dark Knight (EUA, 2008) o Wonder Woman (EUA, 2017) para incluirlas únicamente en aspectos actorales o visuales, el público pensó ésta era una treta por parte de la Academia para dejar a la exitosa Black Panther (EUA, 2018) fuera de la contienda como Mejor película.
Ante las críticas, se decidió que dicha categoría será pospuesta y, para sorpresa de muchos, Black Panther recibió por primera vez para una película de basada en un cómic, la esperada nominación a Mejor película.
La época demanda cambios
La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas se ha transformado sustancialmente en los últimos años y el resultado es palpable en unas estas últimas impredecibles nominaciones. Este año 2019 las cintas estrenadas a través de plataformas streaming, las películas de habla no inglesa y los éxitos más taquilleros consiguieron una enorme puntuación en un gremio que a menudo parecía sólo servirse a sí mismo.
Ya podemos ver rostros más diversos dentro de los nominados y si Roma llegara a ganar como mejor película, sería la primera vez que una cinta hablada en español y mexicana ganara Mejor Película. Vaya, sería la primera vez que una cinta producida en un país en vías de desarrollo, sin co-producción de uno primermundista, ganara.
Así como el cine mismo, los premios más renombrados en la industria, han tenido que cambiar, evolucionar y adaptarse a un medio y una sociedad que no para de transformarse. Al final, la Academia se fundó con un solo fin que es el que no debe cambiar: Promover el avance del cine, a donde sea que eso nos lleve.