Hildegard von Bingen (1098 – 1179) es uno de mis personajes favoritos de la Historia, una mujer que trascendió las barreras que limitaban al sexo femenino en el medioevo ya que no sólo fue una artista destacada en la música, la literatura y la ilustración, además fue médica, herbolaria, científica, mística y profetisa.
Es común pensar que las mujeres tenían puestos subordinados en la sociedad jerárquica y militarizada del siglo XII, pero las mujeres aristócratas ostentaban cargos para manejar asuntos de Estado mientras sus maridos estaban ausentes en las Cruzadas.
Además, algunas mujeres también alcanzaron posiciones de autoridad en las comunidades religiosas. Entre estas últimas, destaca Hildegard von Bingen, quien nació en el seno de una familia alemana y fue entregada a la Iglesia a los ocho años como un tributo al Señor. Desde los tres, la pequeña tenía visiones de lo Divino:
Cuando tenía tres años, vi una luz inmensa que sacudió mi alma, pero, debido a mi corta edad , no pude externarlo.
Jutta, la madre superiora del monasterio benedictino al que fue entregada Hildegard, la adoptó y se encargó de enseñarle todo lo que sabía sobre la vida eclsiástica, de Dios, de cuidar a los enfermos y de las propiedades curativas de las plantas. A los quince años tomó los hábitos y, a la muerte de Jutta, cuando Hildegard tenía 38 años, fue electa abadesa del convento.
Von Bingen no habló de sus visiones sino hasta después de cumplidos los 40 años y, si lo piensas, fue muy valiente de su parte compartir las revelaciones divinas que se le presentaban en una época en la que era muy fácil terminar quemada en una hoguera, acusada de bruja y de tener tratos con el diablo, como se ejemplifica en la cinta Häxan (Suecia y Dinamarca, 1922), en la que el director Benjamin Christensen expone la historia de la brujería y el fatal destino de aquellos de los que, durante la Inquisición, se sospechaba que tenían tratos con el diablo.
Por suerte, cuando el Papa Eugenio III mandó a analizar las visiones de Hildegard, la comisión que envió a examinarla le dio un reporte favorable y entonces el Papa autorizó que Von Bingen escribiera todo lo que el Espíritu Santo le inspiraba. Así, se convirtió en la única mujer de su época en ser aceptada como una voz de autoridad dentro de la doctrina Cristiana.
Yo soy la fogosa vida de la esencia de Dios; soy la flama sobre la belleza en los campos; brillo en las aguas; quemo en el sol, la luna y las estrellas. Y con el aire ligero, doy vitalidad a todas las cosas por una vida invisible que todo lo sostiene.
Scivias, su obra principal y la primera que escribió, es uno de los tres trabajos místicos donde desarrolla su visión del universo, la relación entre Dios y los hombres, la naturaleza del alma humana y la estructura del cuerpo humano, entre otros temas que presentan lo más importante de la ciencia de su tiempo.
Fue la única mujer medieval que podía adoctrinar abiertamente a audiencias mezcladas de laicos y clérigos. Además, sus obras teatrales son las únicas del siglo XII de las que se conoce su autor. Llegó a sostener correspondencia con los hombres más influyentes de la época: los papas Eugenio III, Anastasio IV, Adrián IV y Alexander III; el rey Enrique II de Inglaterra; los emperadores Conrado III y su hijo Federico Barbarossa, así como numerosos abades y otros hombres y mujeres sobresalientes de la época, a quienes aconsejó sobre asuntos de importancia política y religiosa.
Pero no se crea que sus visiones eran exclusivamente de esta índole, gracias a ellas, la abadesa pudo componer música bellísima, litúrgica y religiosa, además de un drama musical que, para muchos, es considerado la primera ópera de la historia y ella es la única compositora (incluyendo a los hombres) de su era en ser conocida por su nombre y por un amplio corpus de obra que aún sobrevive en la actualidad.
Además, se le reveló el funcionamiento interno del cuerpo humano: venas, cavidades, el cerebro, los pulmones, el hígado, el corazón y los riñones, de lo cual habla a detalle en uno de sus tratados de medicina y es considerada “la primera médica de la Iglesia”, además, fue la primera escritora científica en discutir la sexualidad y la ginecología desde la perspectiva femenina, y no solo es precursora de la medicina moderna, sino también de algunas técnicas psiquiátricas
Esta mujer sorprendente incluso inventó un alfabeto alterno al romano al que llamó Lingua ignota (lengua desconocida) y, por sus múltiples talentos, la podríamos comparar con Leonardo Da Vinci, que es posterior a ella.
En 2009, la realizadora alemana Margarethe Von Trotta dirigió Visión: sobre la vida de Hildegard Von Bingen (Alemania y Francia) en la que intenta plasmar la vida de la multitalentosa santa.
Aunque con la cinta nos podemos dar una idea de cómo fue el transcurrir de Hildegard por la orden benedictina, Von Trotta se queda corta al retratar a la mujer más talentosa del medioevo de la que se tiene registro.
Clenden, A., Hildegard, Jung and the Dark Side of God, Saint Xavier University, Chicago, Illinois. Mahler, Upjohn, Wingert, History of World Art, Oxford University Press. Stokstand, C., Art History, 4th edition, Laurence King Publishing, Ltd, London, Vol. I. Von Bingen, H., (2001) Hildegard's Healing Plants: from the medieval classic Physica, Beacon Press books, traducción por Bruce W. Hozeski.