por Miguel Mora
Filmar con absoluta libertad, no es fácil, algunos pensarán que se requiere de mucho dinero para lograrlo, pero la joven directora quebequense Sophie Bédard Marcotte nos demuestra lo contrario: es la fuerza y la convicción lo que le lleva a plasmar en pantalla un estado de ánimo. Es la honestidad y la frescura lo que hace elocuente y original su discurso cinematográfico.
Claire en invierno (Claire l’hiver, Canadá, 2017) es un ejercicio narrativo experimental, en donde se mezclan animaciones y cámaras subjetivas impregnadas de buen humor y poesía que retratan el complicado y crudo invierno que vive Claire, una joven fotógrafa. Sus preocupaciones a futuro son la incertidumbre económica y la amenaza de una nave espacial rusa que está a punto de caer en la Tierra.
En esencia, la historia que nos presenta en su debut la realizadora canadiense, es el de la bitácora de vida de una fotógrafa que se graba diariamente mostrando su proceso artístico mientras prepara una exposición para exhibir su obra en alguna galería.
La trama se cuenta con una sucesión de momentos aparentemente sin importancia que marcan la cotidianidad, Sophie Bédard actúa como la protagonista por eso mismo da la impresión de ser un registro directo de lo que vive la propia cineasta. En síntesis, la cinta es la interpretación de una artista que interpreta a otra artista.
Con completa sencillez nos explica que la protagonista se encuentra a la deriva en su vida profesional y personal, pero aún así nunca pierde una guía íntima. Claire, en su búsqueda por captar piezas que simbolicen algo para montar su proyecto, registra objetos como sombrillas, cocteleras, platos de porcelana destruidos o tenedores deformados.
Su estilo personal para abordar el argumento permite hacer un montaje donde se combinan tomas estáticas con tomas subjetivas largas. Lo mismo da clocar la cámara en un extremo de la mesa y olvidarse de su presencia a quela manipule cualquier personaje, acentuando el tono de espontaneidad. La historia puede parecer trivial porque aparentemente no importa lo que está pasando. Además, el tipo de encuadres en donde los personajes siempre están demasiado lejos de la lente que los capta, acentúa este desprendimiento por la historia, pero lejos de ser un error, el documento registrado, habla de cine y todo lo que sucede se convierte en un pretexto para realizar experimentos formales, poco comunes en el cine comercial.
No es casual que la historia se sitúe en invierno porque para los países cercanos a los polos es un periodo determinante que impone a los habitantes de la zona a permanecer en confinamiento, obligándolos a la introspección y su estado de ánimo depende en gran parte de los tonos y texturas que enfrentan en esa dura temporada.
Por su parte, Isabelle Stachtchenko, la cinefotógrafa del film, no pierde la oportunidad de registrar buenos momentos en donde la nieve abarca gran parte de la composición del cuadro, logrando añadir una gama hostil para justificar el encierro de los personajes y no dejarlos permanecer a la intemperie.
Claire en invierno es interpretada por Sophie Bédard Marcotte como Claire, Samuel Brassard como Benoît y Alexa-Jeanne Dubé como Isabelle. Fue estrenada recientemente en Cineteca Nacional. Si quieres ver algo diferente no te pierdas la oportunidad.