Nominada al Oscar como mejor película extranjera este 2017, Bajo la Arena (Under Sandet, Dinamarca, Alemania, 2015) es una espectacular película que logra manejar impolutamente el suspenso, sosteniendo el interés del espectador desde el inicio y hasta el final.
La cinta se ubica en Dinamarca al terminar la Segunda Guerra mundial, donde un grupo de jóvenes soldados alemanes (prisioneros de guerra) son enviados a las costas para limpiar las playas de las miles de minas terrestres que han sido escondidas por sus compatriotas durante el conflicto.
El tábano sargento Carl Rasmussen (Roland Møller) deberá encargarse de que miles de minas sean retiradas de la playa con pocos recursos y con un trato despiadado a los prisioneros. Poco a poco, el rencor ideológico anti-nazi del sargento se irá quebrantando hasta descubrir la empatía que tiene hacia los jóvenes.
El ritmo de la película es lento pero justificado, ya que está cargado de significado: es el peso de la vida ante una situación devastadora y un futuro tambaleante. Ya que cuenta con muchos personajes y poco tiempo para su tratamiento. A nivel guión, logra plasmar brillantemente, en pocas líneas, los recursos necesarios para que el espectador les monte una historia y empatice con cada uno de ellos. Esto se logra contando los sueños de los prisioneros de volver a Alemania y dando a cada asistente la oportunidad de rellenar los huecos de la historia e imaginar una vida próspera para los personajes.
La fotografía roba el aliento. Si pausáramos la película aleatoriamente, cualquier cuadro resultaría fascinante y digno de ser enmarcado. Las actuaciones son muy realistas y logran que nos enamoremos de cada uno de sus personajes.
Definitivamente, ésta es una película que tienen que ver.