Ver La región salvaje es adentrarnos a los confines desconocidos de nuestros propios tabúes y miedos, descubrir con temor a ese monstruo olvidado que hemos encerrado en la habitación más lejana de una cabaña en lo profundo de un bosque desconocido.
La dicotomía placer/muerte, ha sido estudiada por incontables pensadores a lo largo de la historia. Eros y thanatos, de acuerdo con Freud, es un sistema dual en el que eros representa el deseo o instinto de vivir y thanatos el instinto de muerte. En La región salvaje el ser que nos confronta con esta dualidad viene de otro mundo y es representado por una criatura tentacular que arribó a nuestro planeta como tripulante de un meteorito que se estrelló con la Tierra años atrás.
Dentro del melodrama que nos muestra un trágico triángulo amoroso, se combina un cuento de ciencia ficción que nos cuestiona en todo momento: ¿Conoces tu región salvaje?
La cinta inicia con Verónica viviendo el eros y thanatos en toda su expresión: la chica goza mientras sufre. Un tentáculo la penetra y ella lo disfruta, pero sale de ahí sangrando del costado.
Así es como Amat nos advierte:
Aquí deambula una criatura proveedora de placer extremo pero que también mata.
En contraste, vemos a otra mujer siendo penetrada por la espalda por un hombre. La relación impersonal y nada placentera —al menos para ella—es como un despertador.
Pero el que ella no sienta placer con su marido no significa que no tenga necesidad de sentir algo que, de no ser provisto por ella misma, no lo será por nadie… la vida la atropella día a día y ella sólo puede conformarse y dejarse ir con la condena que escogió.
El matrimonio fallido; la infidelidad; la traición fraternal; el descontento; la insatisfacción; la represión; la violencia con todos sus matices, son el escenario en el que confluyen las vidas de estos personajes amargados y rotos a los que una criatura de otro mundo les ofrece libertad.
Un científico y su esposa dan asilo a la criatura al tiempo que estudian su comportamiento y el de sus visitantes:
Y en la antesala del placer, un té prepara a la mujer para lo que viene… como en los cuentos de hadas en los que cuando un personaje quiere permanecer o ser parte de ese universo, debe comer o beber algo perteneciente al lugar.
Entonces sí, ya está lista para recibir los tentáculos de placer que se desplazan hacia ella.
Hay sitios a los que —se nos ha advertido— se debe evitar entrar y si es que nuestra curiosidad o espíritu explorador es demasiado impetuoso (como lo es el de la mayoría de los humanos) debemos caminar con tiento para evitar caer en el más sublime éxtasis de la entrega amorosa que podría transformarse en un monstruo devorador y asesino. Sólo entregándonos a él podremos disfrutar de lo que nos otorga este otro, venido de un sitio lejano del Universo, a recordarnos algo sobre el arte de amar que se nos olvidó hace tiempo.
Ver La Región Salvaje es adentrarnos a los confines desconocidos de nuestros propios tabúes y miedos, descubrir con temor a ese monstruo olvidado que hemos encerrado en la habitación más lejana de una cabaña en lo profundo de un bosque desconocido. Y cuando se acaba la cinta sabemos que hemos descubierto algo importante, algo que ha deambulado por ahí como parte de nuestros sueños, fantasías, deseos y miedos y que nos acompaña desde tiempos inmemoriales.
Algunos artistas japoneses del siglo XVII produjeron una gran cantidad de ilustraciones y pinturas eróticas llamadas shunga que se compilaban en pequeños libros ilustrados con fines educativos. En algunos casos, estos libritos de cabecera eran dados a las futuras novias o a los jóvenes inexpertos en las artes amatorias como instrucción.
En las imágenes que han sobrevivido al paso del tiempo, podemos ver una exaltación del miembro sexual masculino donde se presenta demasiado alargado y en ocasiones con tintes caricaturescos. Pero quizá la ilustración erótica más famosa del periodo Edo es El sueño de la mujer del pesador por Katsushika Hokusai, un hermoso grabado en madera que muestra a una joven ama o buceadora recibiendo placer por parte de dos pulpos: el más pequeño le acaricia el pecho mientras la besa y el más grande le practica cunnilingus mientras le acaricia el resto del cuerpo. Todo esto ocurre mientras los tres sostienen una candente conversación sobre la experiencia.
En 1981 el director japonés Kaneto Shindo llevó a la pantalla la vida de Hokusai con su cinta Edo Porn en la que intenta presentar un erotismo tentacular más placentero que el violento hentai con el que algunos críticos han relacionado la cinta de Escalante.
Pero Amat ha declarado haberse inspirado principalmente en Posesión de Andrzej Zulawski, cinta que, coincidentemente se estrenó el mismo año que Edo Porn. Posesión, al igual que La región salvaje, muestra a una pareja rota donde el mecanismo de evasión es la sexualidad. El melodrama se ve permeado por un evidente trastorno de personalidad en la mujer, quien demuestra una histeria que por momentos parece producto de una posesión satánica. Poco a poco, el origen de dicho trastorno se hace evidente y Zulawski nos revela al escalofriante ser tentacular con el que la mujer mantiene relaciones en un departamento que parece abandonado.
Podríamos pensar que el marco semántico a partir del cual se construyen tanto La región salvaje como Posesión, es “la evasión a través del placer”.
Ambas mujeres van a la deriva y encuentran algo que, de alguna forma, las saca de este mundo. No les basta irse con otro hombre, alguien que provea el placer que no encuentran en casa, lo que surge aquí es una fantasía arquetípica como la que retrata Hokusai: pulpos, extraterrestres o seres lovecraftianos serán los únicos capaces de orquestar un acto que lleve a nuestros personajes al absoluto éxtasis.
La sexualidad es poderosa y esto lo han sabido las culturas y sociedades desde hace muchos siglos. Un claro ejemplo es el Tantra, filosofía milenaria en la que prepondera el respeto y la veneración a la mujer. Aunque por siglos esta filosofía se mantuvo secreta, hoy se ha abierto para revelarnos algo que se intuye al ver La región salvaje: la realización sexual lleva a la liberación ya que el sexo tiene el poder para lanzarnos hacia zonas cercanas a lo divino.
Aunque la cinta no tiene un contexto así de espiritual, la criatura sí hace las veces de un motor transformador que sacude las vidas de los personajes y aquel que no está preparado para el embate o es demasiado reacio a la transformación, sale lastimado o muerto.
Por último, considero que los personajes que representan de forma más evidente la represión y la verdadera podredumbre son los suegros de Alejandra, personas que pretenden decencia y castidad mientras juzgan y reprimen a aquellos que —a su gusto—parecen anormales, sin importar que se trate de sus propios hijos.
Es esa parte de la sociedad que ostenta en sus paredes los trofeos de todas sus presas asesinadas y se sienten orgullosos de transmitir “el arte de la caza” a sus hijos.
2 comments
Gracias por las ideas vertidas.
¡Suerte y salud!
Gracias! Excelente descripción! Muy generosa