La última y nos vamos
Parece que al legendario animador japonés, Hayao Miyazaki, ya se le ha hecho costumbre prometer su retiro. La primera vez que lo hizo fue en 1997, al terminar la producción de La Princesa Mononoke.
Miyazaki había quedado cansado y poco satisfecho con su producción anterior, Porco Rosso (1992), pero Mononoke lo catapultó al mercado internacional y, gracias a eso, logró lanzar a los cines de todo el mundo El viaje de Chihiro (2001), misma que le valió un Óscar a mejor película animada y lo llevó a realizar otros cuatro largometrajes antes de volver a anunciar su retiro en 2013 tras finalizar El viento se eleva. Pero Hayao es un hombre imparable y ya está trabajando en un nuevo proyecto, esta vez en 3D.
Tres años, 144,000 dibujos
La realización de La Princesa Mononoke exigió un arduo trabajo de tres años durante los cuales se dibujaron 144,000 dibujos hechos a mano, mezclados con tan solo un 10% de imágenes generadas por computadora. De los 144,000, Miyazaki corrigió personalmente más de 80,000 cuadros. Esta combinación de técnicas permitió que la animación fuera mucho más fluida y realista que el común de las animaciones japonesas. Además, se usaron 550 colores para darle vida a la cinta.
Neil Gaiman también estuvo aquí
Ya sabemos que Miyazaki es un hombre listo y talentoso, pero lo ratifica al rodearse de gente tan lista y tan talentosa como él. Sí, estoy hablando de mi admiradísimo Neil Gaiman, quien adaptó la cinta para la audiencia americana. ¿Quién más podría adaptar los diálogos de La Princesa Mononoke al inglés sin perder el misticismo, la profundidad y el espíritu de Miyazaki, sino Gaiman? Aunque Miramax quería que Quentin Tarantino la adaptara, éste rechazó la invitación y le sugirió al estudio trabajar con Neil.
De la mano de Jack Fletcher, Gaiman logró conservar el tema principal del filme en sus diálogos: el poder de los mitos viven en el alma y en la imaginación.
Una petición que no podría rechazar
Con todo y su carita bonachona, Miyazaki tiene métodos poco ortodoxos para exigir que las cosas ocurran como él piensa que deberían. Cuenta la leyenda que cuando Miramax tuvo La Princesa Mononoke en sus manos para hacer el doblaje, el jefe de la distribuidora, Harvey Weinstein, pretendía recortar muchas partes de la cinta, así que uno de los productores de Ghibli envió una filosa katana con una nota que rezaba “no cuts” (sin cortes) a la oficina de Weinstein.
El horror para Disney
La relación entre el estudio Ghibli y Disney ocurrió más o menos de la siguiente manera: en 1996, Disney firmó un trato por La Princesa Mononoke sin verla y la entregó a Miramax para que la doblara. Miramax le llamó a Quentin, Quentin recomendó a Gaiman y Gaiman, fascinado con la cinta, se puso a trabajar. Pero cuando los ejecutivos de Disney se reunieron para ver la cinta por primera vez, quedaron horrorizados. La complejidad de la historia, aunada a sus momentos oscuros no era precisamente lo que Disney esperaba ver. “Si los japoneses ven algo que no entienden, lo vuelven a ver; eso no pasa en América.” aseguró Gaiman.
Un fan no tan fan
Michael Johnson, jefe de animación del estudio Disney y supuesto superfan de Miyazaki, quedó en shock al ver la animación, ya que después de ver las películas anteriores de Ghibli, “no imaginó que Miyazaki haría una cinta como ésta” en la que mutilaban brazos y se retrataba una guerra ecológica en la que, además, había leprosos, demonios, hombres desterrados, niñas abandonadas y espíritus del bosque. Quizá nadie en Disney vio Nausicaä e imaginaron que Miyazaki les entregaría una tierna cinta de brujitas voladoras con gatobuses de ojos luminosos.
Y el Óscar japonés va para…
Al ser estrenada en las salas japonesas en 1997, La Princesa Mononoke rompió récord de taquilla, elevando sus ganancias a 157 millones de dólares, y no sólo eso, fue la primera película animada en ganar el Óscar japonés a mejor película. Pero en Estados Unidos no le fue tan bien, tan solo reunió 2 millones de dólares
Los perros como hombres, los gatos como mujeres
Según la mitología japonesa, los perros y los lobos tienen una voz masculina, mientras que los gatos tienen voz femenina, no importando su género. Debido a esto, en la versión japonesa de La Princesa Mononoke, el personaje de Moro, la loba madre, fue doblado por un hombre: Akihito Miwa. Sin embargo, para la versión americana, la voz de Moro fue hecha por Gillian Anderson, a quien recordamos como la agente Scully en los Expedientes secretos X.
Pero para no perder el espíritu misterioso de Moro, los ingenieros de audio de Miramax hicieron un diseño superponiendo hasta tres capas de voz y respiración.
Un poco de gramática japonesa
Aunque al oído suena dulce, la palabra “Mononoke” significa espíritu iracundo y vengativo. “Hime”, por otro lado, es la palabra japonesa honorífica que se utiliza para decir “princesa” y, según las reglas gramaticales del japonés, hime se pone después del nombre. Al momento de traducir la cinta al inglés, se decidió que Mononoke quedaría como un nombre en vez de traducirlo literalmente. El nombre de la Princesa Mononoke es San.
El concepto original
En un principio, Miyazaki quería que San fuera la tercera princesa de un reino, exiliada para unirse en matrimonio con un monstruo. “San” significa “tres” en japonés y de ahí surgió su nombre. Sin embargo, más tarde la idea se transformó en lo que es hoy y San se convirtió en el tercer cachorro de Moro.
Nada vuela
Las películas de Miyazaki tienen varios sellos característicos como los cerdos, la comida, los gatos, la naturaleza y—como es fan de los aviones y las cosas voladoras—, siempre encontrarás personajes elevándose por los aires, pero La Princesa Mononoke es la única de sus animaciones que no contiene este elemento.
La paciencia paga
Crear los personajes de La Princesa Mononoke y desarrollar por completo la trama de la película le llevó a Miyazaki 16 años. El concepto original de la historia fue creado en 1980 e involucraba una historia samurai en la que aparecían la hija de un guerrero y una montañagato que obtenía poderes sobrenaturales.
Se dice también que Miyazaki pensó hacer de Mononoke un espíritu salvaje a través del cual se contara una reinterpretación de La Bella y la Bestia.
No confundas al protagonista
Debido al título de la película y a la poderosa personalidad de San, mucha gente piensa que ella es la protagonista de La Princesa Mononoke, pero la realidad es que ella es la deuteragonista o segundo protagonista después de Ashitaka. De hecho, el primer título que Miyazaki pensó en darle a la cinta era La leyenda de Ashitaka.
Casi como en Romeo+Julieta
Leonardo DiCaprio fue considerado para doblar la voz de Ashitaka y si se hubiera quedado con el papel en lugar de Billy Crudup, se hubiera repetido la pareja romántica de Romeo+Julieta porque Claire Danes interpretó la voz de San.
Cinco años después del lanzamiento de La Princesa Mononoke en Estados Unidos, Billy Crudup y Claire Danes sostuvieron una breve relación mientras filmaban la película Belleza Prohibida (Stage Beauty, EUA, 2004).
¿Eres el futuro?
Ashitaka no es un nombre japonés. La palabra “ashita” significa mañana y la terminación “ka” implica un cuestionamiento, por lo tanto, a través del nombre de Ashitaka, Miyazaki pretende cuestionar: ¿eres el futuro?
¿Hermanos o novios?
Aunque en la película Ashitaka le dice a Kaya “hermana pequeña”, es en realidad su prometida. Debido a que los Emishi son un clan tan pequeño, se llaman los unos los otros hermano o hermana. Cuando Ashitaka deja la aldea, Kaya le obsequia un cuchillo de obsidiana como amuleto protector y muestra de su amor. Más adelante, Ashitaka le regala el cuchillo a San.
Fan de los westerns
Miyazaki está lleno de sorpresas, una de ellas es ser fan de los westerns. De hecho, se inspiró en las películas de John Ford para crear Irontown. Hayao quería que Irontown se sintiera como un sitio creado por individuos marginados, parecidos a aquellos que aparecen en el western clásico pero revestido con las tradiciones y costumbres japonesas.
No se confundan
Los estudios Ghibli se habían caracterizado por hacer películas llenas de ternura como Kiki, la aprendiz de bruja y Mi vecino Totoro, así que para asegurarse que los padres de familia en Japón supieran que ésta no era ese tipo de película, pusieron anuncios en la televisión con las escenas más violentas de la cinta.
Cultura y sutilezas del lenguaje
Gaiman tuvo cuidado al adaptar, no sólo las palabras, sino su significado profundo, tratando de conservar el sentido a pesar de las grandes diferencias culturales entre oriente y occidente, especialmente en lo que respecta a las costumbres japonesas. Por ejemplo, cuando Jigo critica el guisado que está comiendo, en la versión japonesa dice que sabe a agua y para los japoneses esa aseveración es suficiente para captar tanto la personalidad de Jigo como lo malo del guisado. Sin embargo, Gaiman decidió que decir “sabe a agua” no sería suficiente para transmitir el sentido al mercado occidental, por lo que en la versión doblada Jigo dice que la sopa sabe a “pipí de burro”.
Un bosque inspirador
Resulta que el bosque donde habita la temeraria San y los kodamas, sí existe, se encuentra en la isla de Yakushina, en la punta más al sur de Japón, en un sitio mágico llamado Shiratani Ravine. La entrada al lugar ostenta incluso un letrero que reza “Mononoke Hime no Mori” (もののけ姫の森) o “El bosque de la Princesa Mononoke.” Y no sólo eso, además, los visitantes llevan muñequitos de kodamas que dejan ahí. Si vas, no olvides los tuyos.
1 comment
Muy interesante!! Ya sé más cosas de mi peli favorita 😉