por José Luis Reyes
[av_dropcap1]E[/av_dropcap1]l pasado 15 de septiembre Netflix estrenó el documental Los Tigres Del Norte at Folsom Prison, que surge para conmemorar los 50 años de trayectoria de la banda y el aniversario del disco At Folsom prison, del cantautor estadounidense Johnny Cash. Al igual que Cash en 1968, la agrupación mexicana ofreció un concierto a los reclusos de la prisión estatal de Folsom para recordarles la importancia de la música para curar el alma.El mensaje del documental tiene una gran fuerza debido a los tiempos actuales, donde las políticas de migración y el discurso de odio hacia la comunidad latina por parte del Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, hacen que la palabra racismo este más latente en nuestros días.
Los Tigres Del Norte, acompañados por la dirección de Tom Donahue, nos llevan de la mano en este concierto. Pero aunque el título nos sugiere que este trabajo es sobre el grupo, el documental realmente no es sobre ellos, ya que las canciones del concierto sirven como hilo conductor para contar las historias de los verdaderos protagonistas, los reos, que cabe aclarar, el 43% de ellos son de origen latino.
El concierto inicia con un homenaje a Johnny Cash, ya que el grupo norteño decidió hacer su propia versión de la canción “Folsom Prison Blues”, y ciertamente es un poco extraño escuchar este hibrido entre un Country/Blues y una canción norteña, pero cabe aclarar que esta reinterpretación del clásico de Cash cuenta con la participación de la familia del cantante.
Al principio cuesta agarrarle el ritmo a la cinta, primero porque las canciones al inicio del concierto no son las más representativas de los hermanos Hernández, y segundo, en primera instancia no vemos realmente conectados a los reclusos con el grupo norteño. Pero conforme vemos más tiempo en pantalla el concierto y las historias de los reos es más fácil empatizar.
En cuanto a las historias que nos presentan podemos ver cómo la violencia, las pandillas, las adicciones y los lazos familiares rotos son una constante en aquellos que fracasaron al tratar de conseguir el sueño americano, pero Donahue nos muestra su arrepentimiento y las ganas que tienen de reintegrarse a la sociedad, y entendemos por qué los reclusos se ven identificados con las letras de Los tigres.
Es fácil conectar con reclusos como Manuel Mena, un ex músico que vio truncados sus sueños gracias a sus malas decisiones, pero tuvo la oportunidad de compartir escenario en la cárcel con la agrupación, o con Angie Medina, una reclusa que será deportada al terminar su condena, lo cual le impedirá estar en el concierto.
Las canciones que fueron parte del concierto nos recordaron lo icónica que es la banda encabezada por Jorge Hernández. “La puerta negra”, “Golpes en el corazón” y “Señor locutor” por mencionar algunas son parte de la idiosincrasia del mexicano, pero no sólo nosotros sentimos sus canciones como nuestras, toda América latina puede sentir que el grupo norteño les está cantando a ellos.
Con “América” o “Tres veces mojado” Jorge Hernández les canta a los centroamericanos, y nos muestra cómo se puede lograr la cohesión social a través de la música.
Si bien es aventurado decir que Los Tigres del Norte son el símil latino y moderno de Johnny Cash no podemos negar la importancia cultural que tienen en la comunidad latina, y el documental no podría dejar más claro la relevancia del mensaje de la agrupación. Ya que, incluso en eso que Donald Trump considera como indeseable, existe la redención, la esperanza y lo humano.