por Pascual Morones
[av_dropcap1]T[/av_dropcap1]ras años de incertidumbre, Una guerra brillante llegó a los cines mexicanos y con ella una grata forma de conocer un poco de la historia de la electricidad a través de la pantalla grande.¿A qué me refiero con incertidumbre? Una guerra brillante fue grabada a finales de 2016 e inicios de 2017 para estrenarse en el último bimestre de ese año. La película iba a ser distribuida por The Weinstein Company y terminó por ser retirada del calendario de estrenos luego de las acusaciones de abuso sexual contra Harvey Weinstein.
En octubre de 2018, Lantern Entertainment adquirió los activos de The Weinstein Company y en 2019 se anunció que 101 Studios adquirió los derechos para distribuir la cinta y fue así como Alfonso Gomez-Rejon, director de la película, “desempolvó la lata” para hacer unas últimas modificaciones y por fin sacarla a las salas.
Una guerra brillante narra la historia de la famosa Guerra de las Corrientes, una disputa entre Thomas Alva Edison (Benedict Cumberbatch), George Westinghouse (Michael Shannon) y Nikola Tesla (Nicholas Hoult) durante la introducción de los sistemas de transmisión de energía eléctrica en los Estados Unidos en la década de 1880.
Al ser una película de época, el diseño de producción se convierte en un personaje más de la historia y se vuelve lo más destacado de la cinta. La reconstrucción que hacen del Estados Unidos de 1880 es impecable. Todo lo que se ve a cuadro sirve para que el espectador se mantenga dentro del mundo que están mostrando.
Parte de esta constante atención a los detalles surge de la dirección de Gomez-Rejon y la fotografía del surcoreano Chung Chung-Hoon, quienes juegan constantemente con los planos y los tipos de lentes para darle ritmo a una historia que, al basarse en hechos reales, tiene picos bajos que pueden hacerla cansada a la vista, pero para no forzar de más la actuación de los protagonistas, el director, inteligentemente, toma la cámara como una válvula de escape para el público, así, el pequeño “letargo” que se puede sentir es combatido por la parte visual.
Ya que estamos en este punto, el guion es muy bueno. Reconstruir a personajes reales puede ser un arma de doble filo y acá lo llevan por el buen camino, especialmente en el caso de Edison pues muchas veces es retratado sólo mostrando su lado negativo, dejando muy abajo la humanidad de un hombre que, pese a ser el mejor del mundo, no puede inventar algo que salve a su esposa.
Los protagonistas están a la altura de la historia. Es un constante duelo de actuación que funciona como símil con la historia que nos están contando. Los tres actores hacen una verdadera interpretación, no una simple imitación. Tanto Cumberbatch, Shannon y Hoult se muestran comprometidos con el trabajo y se percibe un proceso de investigación detrás que va más allá de una lectura superficial. Para poder recrear a sus personajes, estudiaron aquello que distingue a los genios del común de la población.
No está de más lanzar una pequeña advertencia: la cinta se disfruta por lo que están contando en ese mundo reconstruido, pero si eres una persona a la que la historia no termina por generarte mucha emoción, quizá te encuentres con una película visualmente bella, pero aburrida más allá de esas imágenes. No es la intención del director, pero Una guerra brillante se disfruta más si te gusta conocer los procesos históricos de relevancia como el de la electricidad y su implicación en el origen del cine.
Una guerra brillante se sacude el polvo de dos años “enlatada” para, cual bombilla de Edison, iluminar los cines mexicanos. Es una buena opción para ver el fin de semana aunque puede que sea complicado encontrar una función pues sólo estrenó en 80 salas. Una película que demuestra que hay buenas e interesantes maneras de contar la Historia.